La digitalización de tu empresa debió empezar ayer

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Los tiempos en los que las empresas vivían de espaldas a los avances tecnológicos empiezan a llegar a su fin. Aunque el nivel de digitalización empresarial en España todavía es bastante limitado, el proceso es ya imparable: la transformación digital es un tren al que no conviene subirse en el vagón de cola, pues demorar el viaje podría provocar que muchos de nuestros socios estratégicos, clientes o proveedores hayan llegado a la siguiente estación sin opciones de vuelta atrás.

Convencer a los escépticos de invertir en su digitalización es una tarea complicada: ¿Por qué destinar recursos a algo sin un retorno inmediato? ¿Qué necesidad tiene una empresa de gastar dinero y personal en transformarse digitalmente si hasta la fecha le han ido bien las cosas? La respuesta es la misma para casi todas las preguntas: quien no se adapte, en poco tiempo estará fuera del mercado.

La digitalización de los procesos tiene un principal beneficiado: el usuario final. Hacer que la actividad de la empresa sea más eficiente implicará a largo plazo una reducción de costes, una agilización de trámites de todo tipo y, un paso más allá, un producto o servicio más barato y accesible para el consumidor.

El proceso de transformación digital que muchas empresas ya han comenzado, y que al menos otras tantas tienen en el horizonte, lo sepan o no, tiene un vehículo fundamental: los datos. Controlar los procesos, hacerlos más eficientes, pasa por recopilar a nivel interno la mayor cantidad de información posible. De un correcto análisis de datos y unas conclusiones acertadas puede trazarse una línea de decisión y actuación que active digitalmente a la empresa y la prepare para salir a competir.

Digitalizarse: mucho más que comprar ordenadores nuevos

La transformación digital es un proceso todavía joven, pero en el que ya hay fuentes de referencia y expertos que tomar como faro. La bisoñez de empresas bienintencionadas que, con el único fin de ahorrarse algunos costes, deciden emprender el camino por su cuenta, las lleva a equivocarse de ruta. Digitalizarse no es comprar un ordenador nuevo ni poner un plasma en la recepción de nuestras oficinas. Las prioridades:

  • Rediseñar y optimizar procesos internos. Seremos más eficientes, más competitivos y ahorraremos tiempo y costes.
  • Gestionar los datos y hacerlos más seguros contra posibles ataques. La información es poder y no debemos desprotegerla.
  • Trabajar en la nube: almacenar la información en clouds la hace más accesible, más fácil de compartir selectivamente y menos vulnerable a fallos informáticos.
  • Formemos talento. Es un proceso nuevo y nadie nace sabiendo. Los procesos de digitalización tienen en la falta de talento específico uno de sus grandes frenos. La formación interna y el replanteamiento de la cultura corporativa deben ser los puntales.
  • Definir un plan estratégico. La improvisación no suele ser una buena idea, y menos para abordar una fase que debe transformar la actividad de nuestra empresa.

La digitalización española, en datos

Un estudio publicado por el Observatorio de Empresas de Vodafone sobre la digitalización ha dejado algunos datos muy elocuentes sobre el estado de avance de este proceso en España. Pero, sobre los demás, destaca uno: la transformación digital no es una prioridad para una mayoría significativa de las empresas españolas. Y eso tiene una consecuencia: apenas el 14% de pequeñas empresas y profesionales independientes tiene un plan estratégico para digitalizarse, y apenas la mitad de las compañías pretende destinar un presupuesto específico para ello.

Uno de los principales problemas es la falta de talento específico. Al igual que en otros campos de la era de internet, que han ido asfaltando el camino a medida que lo recorrían, en la transformación digital la falta de especialistas en la materia supone un palo en la rueda. Menos del 20% de microempresas cuenta con personal cualificado para digitalizarse, un dato poco superior en pymes y que lleva, de forma directa, a una necesidad: el 70% de las empresas cree que necesitará ayuda de proveedores externos para transformarse digitalmente.

España, que ocupa una posición aceptable a nivel europeo (está en el puesto 11, cuatro por encima del año pasado), todavía apuntala sus buenos datos (por encima de la media de la UE) en el avance de las grandes empresas. El problema: un escalón por debajo, pymes y pequeñas empresas luchan contra su propia falta de recursos.

Los datos son más esperanzadores en empresas de gran tamaño. A más volumen, más ojos puestos en la estrategia y más recursos para destinar a ella. Aunque el avance interanual todavía es lento (apenas un 1% a nivel global entre 2016 y 2017), la digitalización ya está en el presente o el horizonte de todas las empresas. Y es un proceso que las ha retrotraído a su entorno salvaje y natural: adaptarse al medio o morir.