Una valla publicitaria puede parecer que no es más que un soporte plano sobre el que se colocan anuncios llamativos con el objetivo de captar la atención de los consumidores.
Craso error, una valla publicitaria es un enorme espacio (habitualmente de 8 metros de ancho por 3 metros de alto) donde tenemos en la mayoría de las ocasiones, menos de 3 segundos para conseguir captar la atención y seducir a los que la vean.
Muchos son los lugares donde nos las encontramos, siendo habitual verlas en carreteras, espacios sin urbanizar, entradas a municipios y ciudades, aeropuertos, centros comerciales, etc. Y en formatos menos standard también las encontramos en recintos deportivos, medios de transporte, centros educativos, etc.
Existen muchos tipos de vallas publicitarias, como por ejemplo las monoposte, de gran altura, o las biposte, más bajas pero con más superficie. También pueden ser iluminadas, dinámicas (con más de un anuncio, los cuales va alternando), poliédricas (vallas de varias caras y varios anuncios), móviles (transportadas en vehículos) o incluso digitales (con animaciones).
El medio exterior ha evolucionado mucho en estos aspectos, consiguiendo que un medio convencional como las vallas publicitarias sean consideradas imprescindibles en determinadas campañas de publicidad.