Si el naming es el equivalente al nombre de una persona, el logotipo es la forma en que viste, el aspecto físico que presenta.
No se debería prejuzgar por una impresión visual, ya que es posible que la idea generada en nuestra cabeza no se adecúe a la realidad, pero es un fenómeno que el ser humano no puede evitar. Esto no solo sucede en la vida cotidiana, sino que ocurre también cuando nos planteamos iniciar un proyecto que incluye el diseño de logotipos.
Un buen logo no solo se visualiza, sino que se vive y debe resultar acorde y alineado a la imagen que transmite tu empresa. Existen una serie de factores que determinan que un logotipo cumple con su función. Debe ser atemporal, de fácil lectura e interpretación, reproducible en múltiples soportes y mediante diferentes técnicas y, por supuesto, generar un impacto visual que se guarde en la memoria de tu público objetivo.
Hay múltiples tipologías de logotipos que comportan una variación en su nomenclatura: imagotipo, isotipo, isologo,… pero lo importante es que puedas presumir de él, se llame como se llame y te sientas identificado.